Hilla ya cuenta con un “purificador de agua”

Autores: Ma Liwenbo (China) y Saad Tayy Madi (Irak)

Ubicada en las llanuras de Mesopotamia y con una historia milenaria, la antigua Babilonia fue uno de los lugares de nacimiento de la resplandeciente civilización humana y el lugar donde se erigían los famosos Jardines Colgantes de Babilonia. En aquel entonces, la gente local podía canalizar fácilmente las aguas para el riego. Sin embargo, más de 2.600 años después y debido a los estragos de años en guerra, la ciudad de Hilla, Irak, que se levanta junto a las ruinas de Babilonia, no encontraba la manera de resolver el problema del drenaje de aguas residuales y pluviales.

Después del fin de la guerra en Irak, la ciudad finalmente obtuvo un respiro. La gente comenzó a regresar gradualmente a su lugar de origen, sometiendo a una presión creciente al de por sí frágil y rezagado sistema de tratamiento de aguas pluviales y residuales urbanas. La gente que amaba profundamente su hogar carecía de las más básicas condiciones higiénicas y no le quedaba otra opción más que subsistir en este ambiente contaminado.

Aguas residuales tratadas parecen del grifo

Fue hace unos años que Muhammad, residente de Hilla, acababa de regresar a su ciudad natal, y lleno de alegría se preparaba para ofrecer un banquete en casa a familiares y amigos para celebrar su regreso.

Cuando todos sus invitados habían llegado y la fiesta estaba a punto de comenzar, se presentó una situación embarazosa: el pozo séptico del patio de Muhammad se llenó y olores desagradables impregnaron la casa y sus alrededores, y la cálida atmósfera de la reunión familiar se tornó incómoda al instante.

De inmediato Muhammad marcó de memoria el número de teléfono de un equipo de succión de aguas negras, pero para su decepción, el equipo no llegó. Después una ansiosa espera, los invitados tuvieron que irse.

Así fue que se arruinó una reunión familiar que en principio era relajada y alegre.

En aquellos años, no pocos habitantes de Hilla sufrieron vergüenzas como la de Muhammad.

Originalmente solo uno de los ocho distritos urbanos de Hilla tenía una red de tuberías de alcantarillado simple, y la mayoría de las familias dependían de pequeños pozos sépticos en sus patios. Durante la temporada de lluvias, las aguas pluviales inundaban los pozos sépticos y a la gente le tocaba estar llamando a los camiones succionadores con frecuencia.

Pero para la mayoría de los habitantes, este método básicamente equivalía a apagar un incendio con un vaso de agua. En primer lugar, el costo de la succión de aguas residuales es muy alto y difícil de pagar para los ciudadanos comunes. En segundo lugar, la cantidad es limitada: solo hay unas cuantas decenas de vehículos en la ciudad, que no son suficientes para ocuparse de la situación.

Lo que preocupaba más a los habitantes de Hilla es que casi no había diferencia en la calidad del agua antes y después del tratamiento. La única planta de tratamiento de aguas residuales que existía había sido construida hace 30 años, tenía una capacidad de tratamiento diario muy baja, su proceso era muy simple, y se encontraba en pésimas condiciones higiénicas.

Por lo tanto, muchas veces los ciudadanos de Hilla solo podían quedarse viendo con impotencia el flujo de inmundicia.

Al ver que el ambiente de la ciudad se deterioraba gradualmente y amenazaba seriamente su salud, una ardiente angustia llenaba a los habitantes de Hilla.


La planta de tratamiento de aguas residuales de Hilla, en Irak

Siempre que las aguas negras inundaban las calles, el público organizaba manifestaciones para exigir al Gobierno que resolviera el problema de drenaje de las aguas residuales y pluviales. Sin embargo, el inerme Gobierno iraquí de la posguerra no contaba con los recursos para solucionar los problemas de salud pública, pues su prioridad era hacer frente a la amenaza de actividades terroristas y llenar la enorme brecha que aún existía en los fondos para la reconstrucción urbana.

La preocupación por el tratamiento de aguas residuales ya se estaba convirtiendo en una enfermedad para los ciudadanos de Hilla.

En medio de tan sombrío panorama, constructores chinos inicia-ron el proyecto de la planta de tratamiento de aguas residuales.

Los residentes de Hilla se apresuraron a contarse las buenas noticias, difundiéndolas por todas las calles y pasillos.

En aquel entonces, sin importar a dónde fuera el personal del proyecto, siempre había residentes que voluntariamente le brindaban comida y agua, pues era su más anhelado proyecto y su esperanza de deshacerse del atraso y la suciedad.

A finales de 2017, la nueva planta de tratamiento de aguas residuales finalmente se completó. La empresa China National Electric Engineering Co., Ltd. (CNEEC) adoptó el más avanzado sistema de “zanjas de oxidación tipo carrusel” para llevar el nivel de tratamiento de aguas residuales de Hilla, antes obsoleto por décadas, hasta avanzados niveles internacionales.

“Esta parece agua del grifo”. Al ver el agua tratada, el entonces director de la Administración de Aguas Residuales de Irak no pudo ocultar su alegría.

La finalización de la planta de tratamiento de aguas residuales fue el mejor alivio y motivación que los constructores chinos trajeron a los ciudadanos de Hilla.

El agua tratada por la nueva planta es drenada al río Hilla, lo que no solo aumenta el caudal del río, que sufre las consecuencias de la desertificación, sino que también ayuda a mejorar la calidad de su agua.

La nueva planta además satisfará las necesidades de tratamiento de aguas residuales de 500.000 personas en la ciudad de Hilla durante los próximos 25 años. Con esta planta de tratamiento de extraordinaria capacidad, Hilla puede construir una red de alcantarillado que cubra toda la ciudad para brindar garantías a más personas que regresen y reconstruyan su hogar.

La compañía china también ha diseñado una red de alcantarillado y estaciones de bombeo para las aguas residuales y pluviales en la ciudad. Una vez que todo esté construido, los ciudadanos de Hilla podrán despedirse de los pozos sépticos, y la capacidad de la ciudad para drenar las aguas residuales y pluviales alcanzará avanzados niveles internacionales.

“En 2014, cuando el estallido de la guerra antiterrorista en Irak casi colapsa la economía, CNEEC no abandonó el país. Superó con tenacidad todo tipo de dificultades para finalizar proyecto de Hilla. Es un milagro, un milagro que le pertenece a los chinos”, el entonces presidente del comité de la gobernación de Babilonia manifestó tales elogios durante su visita al proyecto.

Muhammad también dijo alegremente: “¡Voy a invitar nuevamente a mi familia a casa para celebrar que ahora tengo un hogar tan limpio!”.

Conservando juntos la tenacidad en medio del calor de la guerra

El milagro no apareció de la nada. Fue creado conjuntamente por los persistentes constructores de China e Irak.

En los cinco años que duró la construcción de la planta, la guerra fue la prueba más dura.

En 2014, Irak volvió a encontrarse con la amenaza del terrorismo. La sombra de la guerra se acercó inesperadamente al sitio del proyecto. Para entonces, el campo de batalla más cercano estaba a menos de 100 kilómetros del proyecto.

Por un momento, hubo rumores que se propagaron por doquier causando pánico y ansiedad en todos, de modo que algunas empresas con fondos extranjeros evacuaron Irak.

Sin embargo, los constructores chinos decidieron mantenerse firmes en la crisis, esperando franquear juntos los obstáculos con el pueblo iraquí.

Pero como dice el refrán chino: “Cuando hay goteras, llueve día y noche”. Cuando aún no se había eliminado el peligro de la guerra, embistieron los problemas financieros.

En ese momento, el Gobierno iraquí interrumpió los fondos asignados al proyecto. Luego de sopesarlo cuidadosamente, la empresa china finalmente llegó a un consenso: si este proyecto realmente puede beneficiar a los ciudadanos de Hilla, su importancia superará con creces los rendimientos del proyecto.

Determinaron firmemente recaudar 70 millones de yuanes para avanzar en el proyecto.

La continuación del proyecto no solo logró mantener la esperanza de los ciudadanos de Hilla de construir mejores hogares, sino que también permitió que muchos refugiados que habían perdido sus casas recuperaran su confianza en la vida y vieran la luz en su futuro.

“Son los constructores chinos quienes nos han guiado a través de las dificultades, para así poder perseverar hasta el día en que nuestros hogares sean restaurados”, manifestó Sami, un trabajador del proyecto de la planta de tratamiento de aguas residuales de Hilla.

Sami es un refugiado de Mosul. Debido a que sus dos herma-nos murieron durante la huida, tiene que mantener a tres familias al mismo tiempo. Sami sostiene a siete hijos, cuatro de los cuales son hijos de su hermano. Huyeron del área ocupada por el enemigo en el norte. Solo desde que la familia llegó a Hilla y Sami consiguió un trabajo en la planta de tratamiento, él sintió que su vida tenía un buen porvenir.

En total hay 15 refugiados como Sami en el proyecto de la planta de tratamiento de aguas residuales Hilla.

Al enterarse de todo por lo que han pasado los refugiados, los bondadosos constructores chinos permitieron que se pagara parte de su salario por adelantado. Por su parte, los empleados refugiados les correspondieron mediante su incansable dedicación y extrema eficiencia en el trabajo, demostrando ser los más sobresalientes entre los trabajadores locales.

En julio de 2017, cuando Irak celebró la recuperación de Mosul, los rostros de los trabajadores refugiados se llenaron de lágrimas de emoción. Vistieron pulcras ropas y llevaron a sus familias para despedirse de los constructores chinos.


Foto grupal del rector y los estudiantes de la Escuela Secundaria Taurasi con empleados chinos de la planta

Con afectuosos abrazos y estrechando sus manos cálidamente, instaron una y otra vez a los constructores chinos a visitar sus hogares y expresaron que recibirían a los distinguidos invitados con la más solemne etiqueta.

Cinco meses después, luego de varios años de guerra contra el terrorismo, Irak finalmente consiguió la victoria. Al mismo tiempo, el proyecto de la planta de tratamiento de aguas residuales de Hilla, construido por CNEEC, también se declaró finalizado tras pasar por numerosas adversidades.


En el sitio de los antiguos Jardines Colgantes de Babilonia

“Parques” dentro y fuera de la planta de tratamiento de aguas

Flores y plantas exuberantes, pájaros que posan tranquilos, el agua de enormes fuentes que brota caprichosa, barandillas de acero inoxidable que brillan radiantes bajo el sol…

Es difícil imaginar que este es el paisaje al interior de la planta de tratamiento de aguas residuales de Hilla. No parece exagerado afirmar que es un parque.

Curiosamente, junto a la planta de tratamiento hay una escuela que también se asemeja a un parque: la Escuela Secundaria Taurasi.

Hoy en día, los estudiantes bien leen y charlan en asientos y bancos de piedra del campus, o bien juegan bádminton en la cancha con desbordante entusiasmo. El baño de la escuela también brilla de limpieza, y todo el campus está lleno de alegres risas y animadas voces.

Sin embargo, esto no era así cuando la escuela se acababa de construir.

La Secundaria Taurasi, de más de mil estudiantes, y la planta de tratamiento de aguas residuales se construyeron casi simultáneamente.

En ese momento, el personal del equipo del proyecto se dio cuenta que a los maestros de la Secundaria Taurasi les gustaba llevar a sus estudiantes a la planta de tratamiento de aguas para tomarse fotos grupales. Al preguntar, descubrieron que los estudiantes de último año albergan especiales deseos de fijar por siempre en su memoria, antes de graduarse, a la planta vecina que cambió las condiciones de vida de Hilla.


La planta de tratamiento de aguas residuales de Hilla, en Irak

Un día, el rector de la Secundaria Taurasi llamó a la puerta del equipo del proyecto y le pidió ayuda con las obras de renovación de la escuela, pues las instalaciones de hardware educativo ya estaban demasiado obsoletas, los baños públicos a menudo se atascaban y el ambiente de aprendizaje era deficiente.

Sin poner ningún reparo, el equipo del proyecto transfirió más de la mitad de la fuerza de construcción para renovar completamente la escuela.

Unos meses más tarde, la escuela cambió su vieja apariencia por una flamante imagen: un nuevo patio de recreo sin agua estancada, el equipo de iluminación completamente renovado, refrescante aire acondicionado vertical, una cancha de bádminton de concreto, inodoros desatascados y reconstruidos... ante todo esto, profesores y estudiantes apenas podían creer lo que sus ojos veían.

Durante la renovación de la Secundaria Taurasi, los logros de la empresa china se extendieron rápidamente dentro y fuera de la ciudad de Babilonia.

Después de enterarse de aquellas obras, el más alto líder religioso local de Hilla invitó especialmente a la empresa a visitarlo y la recibió con etiqueta de más alto nivel. Además, las autoridades gubernamentales iraquíes designaron a la planta de tratamiento de aguas residuales de Hilla como un proyecto modelo con inversión extranjera, y organizó visitas de pares para recorrerlo y estudiarlo.

La planta de tratamiento de aguas residuales de Hilla, al ser el proyecto más grande de China en Irak orientado a mejorar el nivel de vida de la gente, agrega una importante pincelada al panorama de búsqueda de una vida feliz por parte del pueblo iraquí, y propaga la tenacidad y la dedicación del pueblo chino por estas tierras de antiguas civilizaciones.

Como dicen a menudo los chinos: “Cuando regalas una rosa, su fragante perfume permanece en tu mano”.

Hogar limpio, agua limpia y perseverancia ante las contingencias...

La sinceridad y amistad del pueblo chino es como la fragancia que llena la atmósfera de la antigua ciudad de Hilla. Los pueblos de China e Irak atestiguarán juntos el mejor mañana de la antigua ciudad.

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Reseña del proyecto

La compañía China National Electric Engineering Co., Ltd. se encargó de la construcción de la enorme planta de tratamiento de aguas residuales de Hilla, gobernación de Babilonia, Irak, proyecto que se completó en 2017. De acuerdo con los planes del Gobierno iraquí, la primera etapa consta de la construcción de una planta de tratamiento de aguas residuales con una capacidad de 100.000 toneladas por día, mientras que la segunda etapa consiste en la construcción de una red auxiliar de alcantarillado y estaciones de bombeo.

Con una inversión total de 89 millones de dólares estadounidenses, el proyecto cubre un área de 150.000 metros cuadrados. Está ubicado a unos 10 kilómetros al suroeste de la ciudad de Hilla, tiene una capacidad de tratamiento diario de 107.000 metros cúbicos, y satisfará las necesidades de tratamiento de aguas residuales de 500.000 habitantes de Hilla en los próximos 25 años. El proyecto también incluye el diseño de una red de recolección de alrededor de 400 kilómetros de tuberías para aguas residuales y pluviales en la ciudad de Hilla, así como el diseño de 19 estaciones auxiliares de bombeo de aguas residuales y 14 estaciones de bombeo de aguas lluvia.