Restaurando el legado cultural de Uzbekistán

Autores: Ma Liwenbo (China), Hamidjon Atabayevich Babayev
(Uzbekistán) y Abdulla Boltaboyevich Yusupov (Uzbekistán)

“Daría una bolsa de oro por visitar Jiva”,

reza un dicho de Asia Central. Es una expresión de admiración hacia la exquisita belleza de la antigua ciudad de Jiva.

Ubicada en la región de Corasmia de Uzbekistán, Jiva fue construida en el siglo X, durante el apogeo de la dinastía Jorezmita. Como un monumento histórico único, muestra al mundo la civilización y el resplandor de aquella vieja época.

Durante los tiempos de la antigua Ruta de la Seda, las caravanas de camellos que recorrían la ruta comercial se animaban al ver el faro de Jiva brillando a lo lejos, lo que indicaba que se acercaban a un refugio donde serían bienvenidos. Como nodo importante en la Ruta de la Seda, la ciudad antigua es como un viejo veterano que ha experimentado incontables vicisitudes en su vida. Fue el custodio de una prosperidad que duró miles de años y fue testigo de la integración de las civilizaciones orientales y occidentales.

La perla reluciente es restaurada

Jiva es un ejemplo modélico de la arquitectura islámica de Asia Central, pues en ella se han preservado 8 mezquitas, 31 madrazas o instituciones educativas religiosas, 14 alminares, 12 mausoleos y 6 palacios. Los diversos tipos de arquitectura muestran los estilos de diferentes épocas, cuyo valor histórico, cultural y artístico es de gran importancia. El estilo legendario y único de la ciudad antigua se puede apreciar en películas como Bo Ba Bu (1998) y Orlando (1992).


Arquitectura de la ciudad antigua de Jiva

La ciudad entera es una reliquia cultural. Itchan Kala, la ciudad interior, fue inscrita en la lista de sitios del Patrimonio Mundial de la UNESCO en la década de 1990 como el primero de cuatro sitios de este tipo en Uzbekistán. Sin embargo, debido la falta de mantenimiento, algunas construcciones antiguas han sufrido daños de diversos grados.

La madraza Emir Tura y la Mezquita Hassan Murad Kushbegi eran las que se encontraban en mayor peligro. La madraza fue construida en la década de 1740 y solo se realizaron algunas reparaciones parciales en 1983, después de más de 200 años. Las grietas en sus muros se agrandaron y la mayor de ellas medía casi 30 centímetros. La parte sureste del muro se fue inclinando hasta hundirse casi 50 centímetros en el suelo. Por su parte, la mezquita fue construida a fines del siglo XVIII y sufría graves daños en sus pisos, muros y componentes de madera.

Con el paso del tiempo, los edificios se encorvaron, requiriendo de una reparación integral e inmediata. Si el trabajo se retrasaba, era probable que el daño fuera irreparable. La restauración de los dos edificios resultó ser extremadamente desafiante y precisó la más alta experticia técnica.

Para proteger la ciudad antigua, el gobierno de Uzbekistán decidió llevar a cabo la restauración en 2014. A pedido del gobierno uzbeko, la Academia de Patrimonio Cultural de China envió un equipo profesional de restauración de reliquias culturales a esta importante ciudad en la Ruta de la Seda. El equipo se instaló en la ciudad y llevó a cabo la restauración junto con la población local.

La estrategia de intervención mínima

Kasymov, residente de Jiva, ama su ciudad. Al atardecer, le gusta pararse frente a la madraza Emir Tura y contarles a los niños historias sobre la prosperidad de la ciudad en otros tiempos.

Kasymov participó en la reparación parcial de la ciudad en la década de 1980, por lo que conoce su estado de palmo a palmo. Cuando se enteró de que un equipo chino iba a realizar trabajos de restauración, solicitó ser su guía y fue aceptado por ellos como su nuevo miembro.


La Madraza Emir Tura

Para el equipo, obtener los materiales adecuados fue la primera clave para la restauración.

Kasymov tomó la iniciativa y contactó a amigos que le procuraran cemento y pintura para el proyecto y debido a su importancia, ellos le ofrecieron de inmediato muy buenos precios. Sin embargo, ni el cemento ni la pintura fueron comprados, pues el equipo requería materiales tradicionales.

Kasymov no estaba satisfecho con la decisión. Buscó directamente a Yan Ming, el ingeniero chino, y lo interrogó: “¿Por qué han decidido no usar los nuevos materiales? Los utilicé hace 30 años. ¿Están tratando de ahorrar dinero?”

A pesar de la agresiva pregunta de Kasymov, Yan permaneció muy paciente. “Creo que le gustaría que los turistas amen la ciudad tanto como usted y que sientan su larga historia”, aseveró. “Valoramos el patrimonio cultural tanto como usted. Los materiales tradicionales proporcionarán información histórica más auténtica a los turistas y a las futuras generaciones. Si usáramos materiales nuevos, sin duda el proceso se aceleraría, pero el resultado sería como un anciano con cara de bebé. ¿Estaría satisfecho con eso?” ”

Yan le mostró a Kasymov una grieta en la pared de la madraza que se había llenado de cemento hace unos años. Raspó el cemento y cerró la grieta con mortero tradicional de la manera tradicional. Luego le pidió a Kasymov que comparara los dos métodos y juzgara cuál demostraba más armonía con la estructura original.

Kasymov obtuvo su respuesta. “Les diré a mis amigos que retiren su cemento y pintura”, asintió. “Tú no puedes participar en este proyecto sagrado”, le advirtió a una bolsa de cemento que yacía en el suelo, pateándola en broma.

Luego Kasymov retiró el cemento que había usado antes para llenar las grietas y las reparó del modo tradicional que el ingeniero chino le había mostrado.

La tecnología también fue clave para la restauración.

Después de un cuidadoso estudio, el equipo chino decidió usar su experiencia en la restauración del Paso Jiayu de la Gran Muralla, uno de los monumentos históricos chinos más conocidos.

Reorganizaron los ladrillos de la madraza de acuerdo con el ancho de las grietas de la cúpula y de los muros y el grado de deformación de las junturas entre los ladrillos. Luego repararon las grietas poco a poco. Les llevó cuatro meses terminar esta parte del proyecto.

El equipo de restauración trató no solo los síntomas sino también las causas profundas de los problemas. La base desigual debajo de los muros fue reparada y reforzada para evitar más hundimientos y grietas. Esta fue la estrategia de intervención mínima en la restauración de reliquias culturales.

Además, el equipo chino explicó a los residentes y trabajadores locales los principales métodos de protección del patrimonio cultural empleados en el mundo, así como la tecnología de protección de reliquias culturales chinas. Con dicho conocimiento y mediante la práctica, los trabajadores locales dominaron gradualmente las tecnologías de restauración y valoraron enormemente el concepto de intervención mínima de los ingenieros chinos.

En 2019, se completó el refuerzo de los cimientos y el mantenimiento del edificio principal de la madraza y la mezquita. Kasymov estaba encantado de ver la madraza de pie otra vez, con la cúpula perfectamente restaurada. Nunca antes había visto la mezquita lucir tan impecable, amplia y majestuosa. Las antiguas marcas de reparación habían desaparecido, gracias al estilo tradicional de restauración empleado. Kasymov se llenó de orgullo al ver recuperada la belleza y el encanto histórico de la ciudad antigua. “Esta ya no es una ciudad en ruinas”, dijo un residente local. “Es la Jiva de nuestros corazones”.


Niños bailando en la Plaza de la Mezquita Hassan Murad Kushbegi

Luego de que la restauración de la Madraza Emir Tura y la Mezquita Hassan Murad Kushbegi había sido completada, la pequeña plaza entre las dos construcciones también fue reparada y pavimentada. Instalar luces fue el toque final de todo el proyecto, una medida muy esperada por los residentes locales.

Al enterarse de que las luces iban a ser probadas, los niños del vecindario se reunieron en la plaza. Cuando se encendieron las luces, iluminando la madraza y la mezquita en medio del cielo oscuro de la noche, los niños comenzaron a bailar de alegría, entusiasmados por la nueva vista.

Los jóvenes regresan a Jiva

“No entendía el significado de Jiva y el valor de su historia”, dijo Mubarak, un joven de Jiva. “Siempre había vivido en grandes ciudades y había olvidado la larga y radiante historia de nuestro país. Hoy amo aún más a mi país gracias a Jiva. Esta es también una ciudad donde los extranjeros pueden entender mejor nuestra cultura. La restauración ayudará a la ciudad a recuperar su vitalidad. Estoy listo para contribuir a su legado histórico y cultural.”

Jiva es la ciudad natal de Mubarak. La había dejado para estudiar en China y luego había elegido trabajar en la capital uzbeka, Tashkent, igual que sus compañeros de estudio. La vida en la gran ciudad no estaba mal, pero cuando escuchó que expertos chinos estaban restaurando reliquias culturales en Jiva, la noticia lo tocó profundamente.

Se dio cuenta de que quería hacer algo para el desarrollo de su ciudad de origen y decidió renunciar a su cómoda vida en la capital para regresar a Jiva y trabajar como intérprete con los ingenieros chinos. Quería involucrarse en acciones prácticas.

Hoy en día, hay más y más personas como Mubarak en Jiva.

La restauración de la ciudad antigua les ha ayudado a conocer una ciudad diferente. Muchos han optado por regresar con orgullo no solo porque Jiva ha sido restaurada perfectamente, sino también porque ven un hermoso futuro para la ciudad antigua.

Los sitios patrimoniales de Jiva se ubican principalmente a lo largo de ambos lados del corredor vial este-oeste. Para apreciar el patrimonio cultural como la madraza y la mezquita de manera más integral, fue necesario construir otra vía desde la puerta norte. El equipo de restauración pavimentó la vía y la plaza con piedras y ladri llos locales de la manera tradicional, lo que la convierte no solo más conveniente para los residentes locales, sino que también allana el camino para el desarrollo del turismo.

La ciudad antigua de 26 hectáreas alberga actualmente más de 300 hogares con más de 2.000 residentes. Muchos de ellos participaron en la restauración y se han beneficiado de ella.

Oleg es uno de ellos. Desde la restauración, su negocio de turismo se ha mantenido un auge. Todos los días, conduce su brillante automóvil a la vecina ciudad de Urgench para traer turistas extranjeros desde allí a Jiva. Cuando se detienen en la madraza y la mezquita, él les cuenta con orgullo: “Estos edificios fueron restaurados con ayuda china. Yo mismo participé en el proyecto”.


Calle en la ciudad antigua de Jiva

Al atardecer, los vendedores en las calles de Jiva comienzan a recoger sus puestos y las tiendas de artesanías comienzan a cerrar a medida que la ciudad se prepara para su tranquilo descanso en la noche. Mañana, más turistas de todo el mundo llegarán a la ciudad, del mismo modo que las caravanas de camellos que llegaban desde el otro extremo del mundo hace mil años, brindando más oportunidades de negocios y esperanza.

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Reseña del proyecto

La ciudad de Jiva es conocida como la perla brillante en la antigua Ruta de la Seda. Inscrita en la lista de sitios del Patrimonio Mundial de la UNESCO, la ciudad posee un inmenso valor histórico y cultural, con una estructura antigua bien conservada, además de numerosas reliquias y monumentos culturales representativos.

El proyecto de restauración de reliquias culturales en la región de Corasmia fue realizado por la Academia de Patrimonio Cultural de China. El proyecto involucró la restauración de la Madraza Emir Tura y la Mezquita Hassan Murad Kushbegi en Jiva. La madraza es representativa de la arquitectura islámica de antiguos estados uzbekos, el Kanato de Bukhara y el Kanato de Jiva en los siglos XVII al XIX. Tiene una superficie construida total de 3.000 metros cuadrados aproximadamente. La mezquita, construida a fines del siglo XVIII, es un ejemplo típico de las pequeñas mezquitas de la antigua ciudad y su superficie es de unos 188 metros cuadrados.

El equipo de restauración chino vivió en esta antigua ciudad al borde del desierto para llevar a cabo la restauración junto con personas de la región, mediante el intercambio de ideas y la formación de talento local, escribiendo un nuevo capítulo en la historia de la amistad entre China y Uzbekistán.